La creciente presión en el mercado inmobiliario ha provocado una práctica que, hace unos años, habría sido inimaginable: alquilar viviendas sin visitarlas físicamente. Actualmente, más del 10% de los arrendatarios eligen esta modalidad, según un informe reciente, lo que supone un aumento significativo frente al 6% registrado hace un par de años. En VDV Inmobiliaria te explicamos el impacto del alquiler sin visita previa.
Este fenómeno está relacionado con un desequilibrio evidente entre la alta demanda y la limitada oferta de viviendas, especialmente en grandes ciudades. En estas áreas, los precios del alquiler superan los 20 euros por metro cuadrado y se prevé que aumenten alrededor del 15% en el próximo año. Este contexto obliga a tomar decisiones rápidas, ya que los contratos se cierran en cuestión de horas.
La inmediatez se vuelve crucial para aquellos que necesitan mudarse por razones laborales o académicas, quienes, en muchas ocasiones, no tienen la posibilidad de visitar los inmuebles. Estas personas recurren a las herramientas digitales disponibles para evaluar propiedades de manera remota. Entre los principales perfiles que optan por esta modalidad se encuentran estudiantes, trabajadores internacionales, nómadas digitales y extranjeros que eligen España por su calidad de vida. La pandemia, además, impulsó la digitalización en el sector, transformando la manera en que se alquilan las viviendas.
Tecnologías como recorridos virtuales en 3D, cámaras 360° y videovisitas permiten analizar detalles estructurales, iluminación y materiales de los inmuebles. A esto se suman los trámites online, como verificaciones de identidad, pagos seguros y contratos electrónicos, que han aumentado la confianza en estas transacciones.
Sin embargo, alquilar sin visitar previamente no está exento de riesgos. Entre los inconvenientes destacan posibles defectos ocultos o discrepancias con las imágenes mostradas. Además, la falta de visitas presenciales puede dificultar negociaciones para mejoras o reparaciones. También existe el peligro de fraudes, como anuncios falsos, si no se cuenta con la supervisión de profesionales.
Finalmente, la inseguridad jurídica para los propietarios también contribuye a la escasez de oferta, lo que agrava la situación. Por ello, el equilibrio entre tecnología, regulación y confianza será esencial para adaptar este modelo al mercado actual.